Durante el proceso de parto y el nacimiento, ya sea en la madre como en el bebé, pueden ocurrir defectos graves en la aplicación de métodos, técnicas o procedimientos, a los que se define como errores médicos o negligencias médicas.
En un breve período de tiempo pueden ocurrir daños catastróficos con un efecto devastador en la vida de una familia.
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Somos abogados especialistas en negligencias médicas en partos. Si necesita un despacho con amplia experiencia en la materia, contacte con nosotros e infórmese sin compromiso.
Contacte con nosotrosEl error médico se puede dar en cualquier área del equipo de salud o del proceso asistencial. Puede deberse a factores institucionales como burocracia, falta de políticas públicas adecuadas o errores humanos del personal médico. El error no incluye necesariamente una negligencia.
Ante una falta, el médico a cargo debe enfrentarlo, corregirlo oportunamente, tratando de que ese error no conlleve consecuencias perniciosas para sus pacientes.
Deben respetarse los protocolos muy estrictos de actuación ante complicaciones obstétricas que están publicados en la SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia).
Cuando no se cumplen estos protocolos preestablecidos y conocidos por los profesionales de la salud, y los encargados de realizar el parto son culpables de haber cometido impericias, se habla de negligencia médica en el parto o mala praxis.
Según la doctrina la culpa puede ser por negligencia, imprudencia o impericia. Y en los tres casos, es totalmente punible judicialmente.
Los errores y problemas en el parto que actualmente se advierten en los centros de salud, tanto públicos como privados son:
Inducción o provocación del parto
La inducción es un procedimiento médico de alto riesgo que permite la aceleración del alumbramiento. Antiguamente era considerado como una práctica habitual, pero en la actualidad se respeta el tiempo necesario a menos que exista una causa médica real.
Consiste en provocar y acelerar las contracciones de la madre por distintos medios, que incluyen:
- Romper manualmente la membrana del útero.
- Aplicar medicación que active las hormonas y provoque contracciones.
Estos procedimientos invasivos con demasiada frecuencia se realizan sin la aprobación o consulta previa a la embarazada, a quien tampoco se le informa de los riesgos y otras posibles alternativas a elegir.
Maniobra de Kristeller
Este procedimiento, que está desaconsejado por la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Sanidad, consiste en presionar para que el feto atraviese el canal de parto.
Esta acción se realiza por encima del vientre materno cuando el médico empuja con su brazo con movimientos muy peligrosos.
La administración de la maniobra de Kristeller puede desencadenar en:
- Fractura de costillas.
- Parálisis de hombros.
- Rotura del útero.
- Traumatismos tanto en la madre como en el bebé.
- Hemorragias por la rotura de vasos sanguíneos.
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) en sus Recomendaciones de 2008 sobre la asistencia al parto, indica que solo se permite efectuar en la segunda fase, cuando la cabeza ya está encajada en el canal de parto.
Maniobra de Hamilton
La maniobra de Hamilton consiste en apurar la fecha de parto mediante un proceso manual para la separación de las membranas del útero. Se realiza mediante un tacto vaginal, y permite que se desencadene el parto en unas 24 horas.
Esta inducción en general se realiza sin siquiera ser informada la embarazada. Al no estar preparado el feto para el alumbramiento, debe ser a continuación ayudada por medicación que provoque las contracciones.
La consecuencia es que se pueden dañar las membranas uterinas y hay riesgo fetal por el nacimiento antes de tiempo.
Uso de fórceps y ventosas
Son los llamados partos instrumentales, donde se hace necesaria la utilización de instrumentos que permitan culminar con el proceso de parto. La extracción fetal se ayuda con fórceps, ventosas o espátulas, y puede traer también serias complicaciones si no son utilizados de manera correcta.
Episiotomía
Es una práctica médica que consiste en realizar cortes en la piel, los músculos y los nervios que rodean la vagina. En general no se le explica a la mujer cómo se realiza, minimizando los riesgos de su uso.
Una episiotomía mal realizada puede acarrear efectos que incluyen:
- Lesionar la zona pélvica.
- Dañar los esfínteres, con la consecuencia de una incontinencia permanente.
- Provocar futuras relaciones sexuales dolorosas.
- Dejar cicatrices fibrosas o peligrosas.
La realización de esta práctica requiere un consentimiento expreso y escrito por parte de la paciente.
Admisión o alta prematura
Tanto recibir antes de tiempo a una mujer a punto del parto, como apurar su salida del hospital, son dos situaciones que la exponen a riesgos.
- Ingresarla a la sala de partos cuando aún no está lista, puede someter a la madre a situaciones donde se intenta apurar el proceso de alumbramiento por medios artificiales innecesarios.
- Dar de alta a la madre y a su bebé antes de tiempo, puede representar ciertos riesgos en su salud si no se terminan de monitorizar parámetros que son de vital importancia.
Estas situaciones suelen darse por la presión asistencial para que el parto no se produzca en ciertos períodos de tiempo, como en el transcurso de la noche, en la cercanía de un fin de semana, o en el descanso del personal.
Interrupción del contacto inicial
La estrecha vinculación inicial de la madre con su hijo, permite establecer entre ellos lazos instintivos que ayudan en el desarrollo físico y emocional. Entre ellos se perciben la piel, el olor mutuo y el calor entre sus cuerpos.
El reconocimiento inicial puede ser interrumpido con pedidos de prácticas médicas habituales. Estos análisis o estudios muchas veces pueden postergarse, pero son requeridos con premura ante la demanda de tiempo del personal.
Un fallido contacto inicial puede acarrear secuelas psicológicas de por vida.
Cesárea
Ante un parto prolongado, sufrimiento fetal o cuando el bebé se está presentando en una forma incorrecta, se realiza una cesárea.
Esta operación de cirugía mayor es la que con más frecuencia se realiza, ya sea por interés económico, por comodidad, por falta de diligencia profesional, como para acortar los tiempos del parto.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la tasa de cesáreas no supere un 10-15% y solo sea en casos necesarios y fundamentados. Pero en España se superan esas cifras ampliamente.
Todos estos errores médicos al momento del parto, pueden suponer graves secuelas en el desarrollo futuro de una familia.
Negligencias médicas en el embarazo y parto más frecuentes
- Negligencia médica por muerte fetal
- Negligencia médica por sufrimiento fetal
- Negligencia médica por hipoxia en el parto
- Negligencia médica por asfixia perinatal
- Negligencia médica por distocia de hombros
- Negligencia médica por epilepsia en el parto
- Negligencia médica por lesiones en el embarazo o en el parto
- Negligencia médica por retraso en el diagnóstico de enfermedades en el embarazo
- Negligencia médica por falta de información en el parto
- Negligencia médica por retraso en el diagnóstico del Síndrome de Down
- Negligencia médica por error en el diagnóstico de embarazo ectópico
- Negligencia médica por retraso en el diagnóstico de hipertensión durante el embarazo
- Negligencia médica por infección en el parto
- Negligencia médica por olvido de material quirúrgico en el parto
- Incapacidad permanente causada por negligencia en el parto
- Negligencia médica por incorrecta aplicación de la epidural en el parto
- Negligencia médica durante la amniocentesis
- Negligencia médica por rotura prematura de la bolsa amniótica
- Negligencia médica en cesárea
- Negligencia médica por paraplejia tras el parto
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